La UE hizo público, el pasado 29 de junio, un cambio de reglamento con respecto a la lista de terceros países autorizados para introducir determinadas aves en cautividad y sus productos reproductivos, así como los productos cárnicos de aves de corral, lo que ha hecho levantar la voz a las organizaciones agrarias españolas con respecto a la seguridad alimentaria de estos productos.
España, por su parte, es responsable del 11,8% de la producción total de carne de pollo (en torno al millón de toneladas), lo que nos convierte en el segundo país productor de carne de pollo en Europa -y primero de la UE- por detrás de Reino Unido.
Rodrigo Alonso, secretario general de Solidaridad, ha señalado; “la carne marroquí trae consigo dos problemas, el primero es que va a tirar por los suelos aun más los precios del mercado y el segundo, y no menos importante, es que dicha carne no reúne las condiciones sanitarias básicas”.
“No sabemos muy bien a que se debe esta nueva traición de la comisión europea a nuestros productores, aunque visto el historial podemos imaginar que tras esta medida se encuentre el hecho de que las industrias quieran asegurarse el suministro de pollo si los bajos precios terminan por hundir a nuestros granjeros”, ha señalado Alonso.
Esta decisión, como resulta evidente, ha aumentado la indignación y el malestar de los productores y granjeros españoles, sumándose a las protestas que se han venido sucediendo para exigir que se cubran sus costes de producción.
Desde el sindicato Solidaridad “se va a exigir a la UE y al gobierno español menos importaciones de terceros países como Marruecos que no cumplen con las exigencias normativas y más ayuda a las granjas avícolas, de las que dependen miles de granjeros y sus familias. España debe recuperar su soberanía alimentaria y exigir que se cumpla la ley de la cadena alimentaria”, ha sentenciado el secretario general.